El tiempo me trae pacientemente tu ausencia,
aún más allá del límite convencional de mi
entendimiento...
Imagino tu estrella,
flotando lejos de los gritos de mis ganas.
Recuerdo pacientemente tu olvido,
y de pronto, sin quererlo,
casi olvido recordarte...
Te extraño...
Te espero con esta espera desesperada
que se prolonga y ramifica,
arrastrándome al vacío infinito de no
encontrarte,
hacia el hastío impotente de no tenerte...
Estoy solo...
Soy un retazo ciego de nuestro amor,
con mil lágrimas sobre los hombros...
Soy un fantasma soñador,
que anhela tu presencia...
Soy una sombra ennegrecida,
escondido en los abismos del adiós...
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