Estas allí, tirado en el sillón, concentrado en cualquier cosa (creo que intentando buscar algo decente en la tv, siempre has sido tan diferente a mi, siempre tan tecnológico...en cambio, yo me entretengo con cualquier cosa en tv y al mismo tiempo me aburro tan rápido de ella)
Yo mientras escucho una canción en el ipod y miro la lluvia caer, no sé por que los días de lluvia me gustan tanto y al mismo tiempo me ponen tan melancólica, no creo que se deba a la crisis de los treinta, pues esta adicción a los días lluviosos la traigo arraigada de infancia (aunque pensar que este mes rebasare el limite de los 20, me pone un tanto pensativa y a ti un tanto impertinente, cuando empiezas a bromear sobre la edad...).
La ciudad se ve tan calmada cuando llueve, el cielo es un reflejo negro de un espejo que se parte en miles de gotas y yo deseosa de bañar nuestras penas en ese liquido que cae, te miro una vez mas y me sonrió, pareces un chiquillo...por momentos eres torbellino que revolotea todo y discute y deja todo tirado, y por otras tienes la dulzura que me enternece el alma, no puedo evitar la atentación y mientras apago el ipod, me dirijo hacia el sillón y lentamente me acerco a tu mejilla y te robo un beso, tu sonríes y yo aprovecho la ocasión para pedirte otro, me tomas de la cintura y me abrazas fuerte...
Y así va quedando atrás las horas, la lluvia, la ciudad, la música y la tv, mientras nosotros jugamos a ser felices...
jueves, 17 de septiembre de 2009
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