miércoles, 16 de septiembre de 2009

Felices 30, viejo...

Uno no puede negar que la niñez es una etapa preciosa llena de perfección y sueños; tan es así, que ya en la edad adulta muchos quisieran regresar a esa época de sus vidas; pero también es cierto que cuando uno era pequeño, lo que más deseaba era ser grande, tener por lo menos la mayoría de edad para disfrutar de todos los placeres que en la niñez no están permitidos. Pero como dicen: “Ten cuidado con lo que deseas porque se puede hacer realidad”, y tarde o temprano a todos les llega el momento de los 18 años, y como uno los viva es como uno los disfrutará en el futuro, cuando llegue la inevitable edad adulta, cuando lleguen los 30.

Es justo a los 30 que aparecen las preguntas de revaloración de las experiencias vividas; donde se plantean las situaciones acerca de si uno se convirtió en lo que quería ser o en lo que los demás apostaban se convertiría. Echar el tiempo atrás es un lujo que nadie puede darse, y pedirle al tiempo que vuelva quizá sea una mal decisión si los 18 no fueron tan agradables como los 30, porque como bien dicen: “No es lo mismo los tres mosqueteros, que 12 años después”.

Es cuando llegamos a los 30 que en cada anhelo deshecho empieza a morir una parte de la convicción personal, cuando uno se da cuenta de que los sueños armados quizá se esfumen de un momento a otro si no es que ya lo hicieron resumiéndose en dos preguntas ¿Qué voy a hacer de mi vida?, o el ¿Qué hice de mi vida? Al final uno aprende a vivir con ello, pero ¿los demás?

Y es que en ocasiones equivocadamente ya no se trata de mostrarse a sí mismo hasta donde puedo llegar, sino mostrarles a otros hasta donde pude hacerlo, y el quedar varado a media intención no puede ser tan malo, pero ante los ojos de los demás puede acarrear serias consecuencias psicológicas al observar que otras personas de tu misma edad, cuando tenían 18 tenían sueños y ganas de concretarlos muy similares a los tuyos, y por alguna razón del destino y de la ambigüedad personal, unos lo lograron y otros no; y entonces cubrirse por apariencias para no quedar minimizado a veces resulta una mejor opción, aunque no la más factible. Porque como aquí bien aseguran, “No es lo mismo la fiesta de graduación, que la fiesta de ex alumnos”.

Cada paso que das en la vida tiene una consecuencia, y esta puede ser buena o mala según donde te hayas encaminado para obtener esa consecuencia.

Es por eso que aca van las instrucciones para cumplir treinta....

“La verdad es que no importa si te has muerto una o dos veces, o ninguna; siempre estás empezando de nuevo. En el fondo no hay nada que hacer, siempre tendrás 18, porque eres joven solo una vez, pero inmaduro para siempre''
No hay instrucciones para cumplir 30, pero si las hubiera, serían estas:
Haz una lista de todo lo que no te gusta de ti y luego tírala, eres el que eres; y después de todo no es tan malo como te imaginas un domingo de cruda.
Tira el equipaje de sobra, el viaje es largo y cargar no te deja mirar hacia delante; y además te jode la espalda.
No sigas modas, en 10 años te vas a morir de vergüenza de haberte puesto eso de todas maneras.

‘Besa a tantos como puedas, deja que te rompan el corazón. Enamórate, date en la madre y vuelve a levantarte, quizá hay un amor verdadero, quizá no, pero mientras lo encuentras lo bailado ni quien te lo quita.
Come frutas y verduras; neta, vete acostumbrando a que no vas a poder comer garnachas toda la vida.

Equivócate, cambia, intenta, falla, reinvéntate, manda todo al carajo y empieza de nuevo cada vez que sea necesario, de veras, no pasa nada, sobretodo si no haces nada.
Prueba otros sabores de helado, otras cervezas, otras pastas de dientes’.

‘Arranca el coche un día y no pares hasta que se acabe la gasolina.
Empieza un grupo de rock ¿por qué no?, toma clases de baile, aprende italiano, perdona, usa una bicicleta.

Olvida, deja ir, decide quien es imprescindible, mientras más grande eres, más difícil es hacer amigos de verdad, y más necesitas quien sepa quien eres sin que tengas que explicárselo; esos son los amigos, cuídalos y mantenlos cerca.
Aprende que no vas a aprender nada, pero no hay examen final en esta escuela, ni calificaciones, ni graduación, ni reunión de ex alumnos, ¡Gracias a Dios!.
Felices 30 viejo. Bienvenido al resto de tu vida!!!


Texto: elseptimoarte.net
Pelicula: Efectos secundarios

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