de un vesuvio en miniatura
cuya combustion perdura
hasta que en la colilla acaba:
¡Como a mi modo de ver,
te pareces en tu esencia
al ser de hermosa presencia
conocido por mujer!
Puesto en opuesto platillo
el cigarro y la mujer,
se equilibran a mi ver
la mujer y el cigarrillo,
y en ese ejercicio sumo
queda en el fiel la balanza,
porque de ambos la esperanza
en la realidad es humo.
Humo que a los dos evoca
fundiendo el nombre con nombre.
Por lo cual ansia el hombre
llevarse ambos a la boca;
y al final siempre ha de ser
identico de sencillo:
O fumarse el cigarrillo
o fumarse la mujer...
Extraido de la Obra: Usted tiene ojos de mujer fatal
Enrique jardiel Poncela
Enrique jardiel Poncela
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